domingo, 30 de enero de 2011

Frágil



Cuando se sucede una diáspora individual hay momentos de fragilidad y momentos en los que notas que la fuerza viaja por las venas, como queriendo regar todos los recovecos de tu cuerpo a través de los minúsculos capilares.
Ser frágil es, al fin y al cabo, algo positivo: caes, sí, pero aprendes a levantarte, lo que te va enseñando a recibir puñetazos de la manera menos dolorosa, a esquivar golpes, a conocerte mejor para volver a juntar lo más rápidamente posible tus piezas esparcidas por el suelo que, eso sí, son cada vez menos. Todos somos frágiles en algún momento de nuestra vida… varias veces e incluso poco espaciadas.
Soy frágil. Mucho. Lo que convierte en una persona muy fuerte.



La vida está llena de contradicciones ~